martes, 3 de julio de 2012

La otra cara de San Antonio María Claret






Los siguientes documentos muestran la cara que los biógrafos de Antonio María Claret no acostumbran a presentar en sus hagiografías, y que no aparece casi en ningún lugar de la red de redes . Un hombre intolerante, que inundó la España del siglo XIX con sus tratados y catecismos, que ponían énfasis en las penas del infierno, en la culpa y en el terror a un dios temible que observaba cada error y cada acción que las personas pudieran llevar a cabo. Un hombre que consideraba que debían evitarse actividades como ir al teatro, leer novelas, bailar, y un largo etcétera. Un hombre que recomendaba quemar "malos libros" y censurar y alejar otras formas de pensar que estuvieran fuera del catolicismo más ortodoxo. Un hombre que participó en uno de los concilios más ultramontanos y que más han entorpecido la libertad de conciencia y la separación de la Iglesia y el Estado, como fue el Vaticano I, para apoyar la teocracia y la infalibilidad del Papa.

Dos perlas de su autobiografía, de su estancia en Cuba:
"Muchísimos, por los temblores y la peste, se confesaron, que no se habían confesado en la santa misión. ¡Qué verdad es que hay algunos pecadores que son como los nogales, que no dan fruto sino a palos! Yo no puedo menos que bendecir al Señor y darle continuamente (gracias) por haber enviado la peste tan oportunamente, pues conocí evidente y claramente que era un efecto de su adorable misericordia; porque, por la peste, muchos se confesaron para morir que no se habían confesado en la misión; y otros que enla misión se habían convertido y confesado bien [y] que se habrían precipitado otra vez en los mismos pecados, y Dios en aquella peste se los llevó, y en el día se hallan en el cielo; que, [de] no haber sido [por] la peste, habrían recaído y se habrían muerto en pecado y condenado. ¡Bendita y alabada sea la bondad y misericordia de Dios, nuestro buen Padre de toda clemencia y de toda consolación!".

"Durante la primera visita y misión tuvimos el cuidado de contar lo que distribuimos, y hallamos haber dado 98.217 libros, que dábamos gratis o cambiamos por otros libros malos que nos presentaban con este fin, y fueron muchísimos los libros que destruimos."



Claret, el santo que aconsejaba quemar libros. (tres partes)








Claret y la masturbación femenina




Claret, el santo que odiaba el baile









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